Las Bolsas entran en la 'circularidad', con amenaza de corrección
Ideas de inversión

Las Bolsas entran en la 'circularidad', con amenaza de corrección

La primera semana completa de octubre ha sido otra de esas semanas para recordar, ya que empezó el lunes con el máximo histórico del Nikkei japonés, tras la euforia desatada por el nombramiento de Sanae Takaichi como lideresa del partido gobernante y con la crisis abierta en Francia por la imposibilidad de formar gobierno, y ha terminado con la tormenta desatada el viernes por Trump al anunciar aranceles del 100% a China en respuesta a la postura china sobre tierras raras, un anuncio que provocó una inmediata y brusca caída en Wall Street.

Ese contraste entre las subidas verticales en unos mercados o valores y los hundimientos bruscos en otros, es una especie de seña de identidad del mundo actual, un mundo en el que el riesgo cero no existe y en el que, por tanto, la cobertura total del riesgo tampoco es posible. En ese mundo "zero hedge" los inversores parecen haber optado, sin embargo, por protegerse, ante todo y sobre todo, del riesgo de una intensa erosión monetaria. Es decir, del riesgo de una importante pérdida de la capacidad del poder de compra del dinero provocada por la expansión monetaria sin límite que vienen practicando al unísono China, EE. UU., Europa, Japón y, en menor medida, todos los demás. La ya mencionada primera ministra "in pectore" japonesa, Sanae Takaichi, ha venido a incidir en esos temores al hablar de una política fiscal "responsablemente agresiva", sumándose así a la expansión monetaria y fiscal dominante.

Lo que preocupa no es la inflación de consumo, que puede mantenerse por encima del 2% pero es difícil que se traduzca en hiperinflación en un mundo dominado por la innovación tecnológica permanente y que además tiende, por muchos motivos, a un crecimiento positivo pero moderado. Lo que preocupa es la pérdida de valor del dinero frente a los activos reales, ya sean inmuebles, materias primas o, sobre todo, activos productivos y empresas. Es decir, la incapacidad futura del dinero "oficial" (dólares, euros, yenes, yuanes…) para comprar activos no monetarios, que son los que tienen y tendrán un valor intrínseco porque son necesarios para atender las necesidades de la gente. Lo que está pasando con la vivienda en España podría ser un ejemplo muy gráfico, aunque no del todo preciso, para explicar esa inquietud de los inversores.

Y ese deseo de los inversores de transformar su dinero en activos, dada la angustia de que el dinero valga menos en el futuro, es el que a nuestro juicio está detrás de los "saltos de valor", que hemos visto y probablemente seguiremos viendo en activos o empresas concretas cotizadas en Bolsa y también en los índices en su conjunto. La subida del 36% de Oracle el pasado 10 de septiembre es un buen ejemplo para entender, de forma simple, a qué nos estamos refiriendo. Y también son buenos ejemplos el oro, que la semana pasada superaba los 4.000 dólares por onza, o los criptoactivos, cuyo valor de mercado puede más que triplicarse en este ciclo, según el fundador y presidente de BlackRock, Larry Fink, hasta alcanzar los 15 trillones de dólares. Por cierto, que esos saltos de valor se miden siempre en dólares o en euros, o en yenes o en yuanes, o en cualquiera otra variante de dinero “oficial” fiduciario, no se miden en valor “intrínseco” o sustantivo.

Bajo esa perspectiva, hemos venido insistiendo este verano en que el nuevo dinero digital (bitcoines más ether más stablecoinsañade una escala aún mayor a la expansión monetaria tradicional y eso explicaría, en parte, la increíble fuerza de las Bolsas este verano, sobre todo de lo relacionado con la inteligencia artificial (IA). Pero lo interesante de las altísimas valoraciones alcanzadas por algunas compañías es que no se quedan encerradas en esas compañías a las que va el dinero, por ejemplo, en Nvidia, que hace poco se coronaba como la primera empresa del mundo en alcanzar una valoración en Bolsa superior a los 4,5 trillones (millones de millones) de dólares, sino que se trasladan a otras compañías. Y es ahí donde viene la “circularidad”, es decir, la traslación de valor, que es algo más que la simple rotación. Una circularidad que ya no solo se produce en operaciones entre compañías, sino que se extiende al conjunto de la Bolsa.

El pasado 22 de septiembre Nvidia anunciaba una inversión de cien mil millones de dólares en Open AI, compañía emblemática por excelencia en el campo de la inteligencia artificial, que compra chips a Nvidia y a la vez compra computación en la nube (cloud computing) a Oracle que, a su vez, también compra chips a Nvidia. Nvidia también tiene una participación en el capital de CoreWeave, que presta ciertos servicios de IA a Open AI. No es el único ejemplo de ese modelo en el que el proveedor invierte en el cliente que necesita su producto para crecer, la misma Open AI acaba de anunciar que comprará una elevada cantidad de chips a AMD (Advanced Micro Devices) y a cambio tendrá el derecho a tomar una participación del 10% en AMD. El patrón común en todos los casos es que se crea una maraña de inversiones entrelazadas entre un puñado de compañías, elevando por el camino el valor de todas ellas por el mero hecho de anunciar las operaciones. Obviamente, la base ultima de ese aumento de valor es la revalorización inicial de los llamados “hiperescaladores”, en el ejemplo citado Nvidia o AMD.

Muchos opinan que todo esto es una clara señal de burbuja y que veremos un desplome en IA similar al que vimos en el 2000 y 2001 en las “punto com”. Las manifestaciones de Sam Altman, Jef Bezos y otros grandes de la tecnología diciendo que mucha gente puede perder dinero con la inteligencia artificial avalarían la tesis de la burbuja. Pero no deja de ser una tesis discutible, y precisamente el ejemplo de las “punto com” demuestra que, tras el desplome inicial, la creación de valor de todo lo relacionado con internet ha sido formidable. Es decir, la circularidad no necesariamente es señal de burbuja, y solo lo es si realmente los precios de las compañías involucradas se han apartado de forma aberrante de los fundamentos de valor, cosa que hoy por hoy no está clara, aunque hay muchos indicios de sobre valoración.

Pero lo realmente interesante, como decíamos, es que el conjunto de la Bolsa está entrando en esa “circularidad” o traslación de valor. La semana pasada comentábamos cómo varias de las grandes farmacéuticas se habían disparado al alza, tras haber estado olvidadas durante mucho tiempo, y decíamos cómo eso indicaba que la liquidez sigue ahí y sigue rotando, de forma que cuando un sector o un activo se ha quedado atrás, el dinero se fija en él y compra. Las altas valoraciones se trasladan por tanto entre compañías o sectores.

El viernes vimos cómo, tras anunciar Trump aranceles del 100% a China, el dinero salía de las grandes tecnológicas y, en consecuencia, los índices en los que el peso de las tecnológicas es muy grande, caían con fuerza. Pero el oro se mantuvo por encima de los 4.000 dólares que había superado por primera vez en sesiones previas de la semana, y el dólar también se mantuvo con fuerza para cerrar en niveles de 1,16 contra el euro. El Nasdaq perdió un 3,5% en la sesión y un 2,5% en la semana, tras haber superado los 23.000 puntos y haber batido un nuevo récord histórico intradiario el propio viernes antes del anuncio de Trump. Los grandes valores tecnológicos se dieron también la vuelta tras el mensaje de Trump. Nvidia, Tesla y Amazon cayeron casi un 5% en el día, Meta casi un 4%, Apple un 3,5% y Microsoft un 2,2%. Pero las caídas semanales del S&P y del Dow Jones han sido más moderadas, del 2,4% y 2,7% respectivamente, y en Europa el Eurostoxx ha bajado un 2,1% en la semana, pero el Dax y el Ibex solo han bajado un 0,6% y un 0,7% en la semana, y eso que acumulan muy fuertes revalorizaciones en el año. El Cac francés ha bajado un 2%, una caída no tan grande si tenemos en cuenta su muy deteriorado ambiente político. El Nikkei japonés, por su lado, ha subido un 5,1% en la semana, al calor del ya mencionado ascenso al poder de Sanae Takaichi.

En definitiva, el nuevo episodio de enfrentamiento comercial entre China y EE. UU. que el viernes hizo caer a las Bolsas, podría quedarse en una anécdota o, por el contrario, generar una corrección fuerte de las Bolsas, de un 5% o un 10%, una corrección que en cierto modo sería saludable. A nuestro juicio, la circularidad y el desplazamiento del dinero protegen a las Bolsas, porque el gigantesco valor creado en las grandes tecnológicas ahora podría desplazarse circularmente hacia otros activos, dándoles soporte.

En este sentido es muy interesante lo que pasó el viernes por la noche y el sábado por la mañana en los activos “cripto”, sobre todo el bitcoin y el ether, que nos vienen sirviendo como indicador (proxy) del apetito por el riesgo y de la dirección de las Bolsas. Todas las monedas cripto sufrieron caídas muy fuertes el viernes, tras las palabras de Trump, por una liquidación masiva de posiciones. El ether llegó a un minino de 3.700 dólares y el bitcoin casi pierde los 110.000 dólares, pero se recuperaron con mucha fuerza el sábado por la mañana y están iniciando la semana bastante bien, el bitcoin por encima de 115.000 dólares y el ether, de nuevo, cerca de los 4.200 dólares. En otras criptomonedas menos importantes los movimientos de caída el viernes y de recuperación el fin de semana han sido incluso más extremos, con variaciones superiores al 50% en ambos lados. La recuperación fulminante de las criptomonedas al iniciarse la semana es, en nuestra opinión,  un indicador de una posible recuperación de los mercados esta semana.

Pero al final, la prueba de fuego de las Bolsas son, como decíamos la semana pasada, los resultados empresariales, que a su vez se basan en la evolución de la economía. Dado el apagón informativo en EE. UU. por el cierre del gobierno, tenemos menos datos de la evolución de la economía, aunque sí tenemos algunos, como el sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan, publicado el pasado viernes, que nos dice que básicamente los consumidores se mantienen donde estaban hace un mes. A pesar de ese apagón informativo en los datos macro, lo que sí vamos a tener, afortunadamente, a partir de esta semana, son los resultados empresariales del tercer trimestre, empezando por los de los grandes Bancos americanos. JP Morgan, Bank of America, Citi, Goldman, Wells Fargo, Morgan Stanley, BlackRock, American Express o Johnson&Johnson son algunos de los nombres que publican esta semana. Y en Europa, nada más y nada menos que ASML.

Con el oro por encima de 4.000 dólares, el dólar en 1,16 con el euro, el bitcoin y el ether aparentemente remontando, y las tecnológicas protegidas por la circularidad, que también se extiende al resto de la Bolsa, pensaríamos, aún a riesgo de equivocarnos, más bien en una estabilización de las Bolsas tras el brusco movimiento a la baja del viernes.