El día 3 de enero del año 2022, el índice bursátil más representativo de las bolsas en Estados Unidos (S&P) marcó máximos históricos y desde entonces ha corregido cerca del 20% de su valor, para mantenerse en torno a los 4.000 puntos, hace ya 9 meses. ¿Esta consolidación lateral estará preparando algún momento de cataclismo o algo por estilo, o bien es la antesala para volver a máximos históricos nuevamente?
Pensamos que el camino no es ni uno ni el otro, sino un proceso de corte bajista muchísimo más lento, al estilo de la economía y del mercado japonés, es decir un deterioro pausado pero sostenido en el tiempo, al que hemos llamado corrección ordenada de los mercados. Es decir, se ha optado premeditadamente por un desinflamiento de la burbuja en lugar de pincharla, y con esto evitar pulverizar la confianza, piedra angular del sistema fiduciario en el cual se sustenta el modelo económico actual.
Hemos sostenido que las proyecciones de un “crecimiento mediocre prolongado” en el mundo y con inflaciones mayores a las acostumbradas las décadas anteriores, tienen que ver con el cambio de régimen monetario, de modelo de crecimiento económico basado en deuda, y su falta de productividad, y con el entorno geopolítico cada vez más orientado a la desglobalización.
Al terminar la barra libre del dinero barato y subir las tasas de interés, también las primas por riesgo y los proyectos se deben descontar a tasas más altas. Esto ha derivado en términos de inversiones en visualizar como atractivo el activo más tradicional (de ahorrador) y menos el de largo plazo (inversionista), como puede ser el participar de la empresa en la economía real a través de la inversión en el mercado de capitales.
Con estos factores conocidos por todos, el mercado parece estar descontando que estamos muy cerca del techo en las tasas de interés. No lo descartamos, sin embargo, pensamos que lo importante es que permanecerán altas por mayor tiempo al estimado, dado que la misma falta de crecimiento no permitirá niveles de inflaciones bajos producto de la falta de inversión que se ha venido demostrando en diferentes economías. Por ahora, el único motivo que vemos para bajar las tasas sería algún episodio del tipo “crash”, que como hemos dicho, no están en nuestro escenario base.
El cambio de régimen, más vigente que nunca, supone desafíos adicionales para las empresas y sus cotizaciones en bolsa, ya que antes “todo subía” gracias a las compras masivas de los bancos centrales y las tasas cercanas al cero, dejando sin alternativas a clientes conservadores y creando burbujas en diversas clases de activos, donde comprar un índice o un fondo sectorial era suficiente para dejarse llevar con el viento a favor de la época.
El escenario actual es distinto y más desafiante, por esto que recomendamos comprar calidad. Si antes el principal catalizador de los mercados eran las condiciones monetarias, hoy son los modelos de negocios que derivan en resultados empresariales exitosos o no, que sin duda los hay, y en todos los sectores. Estamos en una economía cada vez más divergente, entre otros motivos, porque los costos de financiamiento han dejado al descubierto los típicos errores de calculo empresarial que se producen con distorsiones sistemáticas en el precio del dinero y sus valiosas señales.
A esta economía divergente le hemos llamado la economía en K, con ganadores y perdedores exponenciales, donde la selectividad es más importante que nunca. En estos momentos, y sobre todo por los factores mencionados de cambio en lo monetario, en el modelo de crecimiento y en lo geopolítico, es preferible sacrificar rentabilidad a ir por modelos de negocio que no puedan soportar un entorno tanto más exigente del que veníamos acostumbrados.
ARTURO FREI RIUTORT
Gerente General Renta 4 Chile