La caída de un 20% de la bolsa japonesa en apenas tres días de agosto y su posterior recuperación durante el resto del mes dejan relevantes enseñanzas.
- Todos los mercados financieros están fuertemente interconectados. La caída en una de las principales bolsas mundiales, como la japonesa, se traslada de forma casi inmediata al resto de las bolsas, aunque con diversa intensidad. Así ha ocurrido en agosto y así seguirá sucediendo en el futuro.
- Aunque dentro del mandato de los bancos centrales no figura el evitar caídas bruscas en las bolsas, en la práctica es un elemento que tienen muy en cuenta. En el caso de las caídas de agosto en Japón, el gobernador del BoJ (Banco de Japón) declaró que no habría nuevas subidas de tipos mientras los mercados financieros estuvieran inestables. Los bancos centrales no son insensibles a las consecuencias de una brusca caída de las cotizaciones. El BoJ lo ha puesto de manifiesto.
- Sigue habiendo liquidez y apetito global por la renta variable. Como han demostrado los movimientos de agosto, en cuanto hay una rápida corrección (cercana al 10% en el Eurostoxx y el S&P) vuelven a surgir órdenes de compras que hacen recuperar a los índices bursátiles en escasas sesiones.
- Peligro del apalancamiento en las inversiones. Durante periodos de calma en los mercados financieros se van construyendo posiciones, en muchos casos de forma apalancada. Cuanto más tiempo están los mercados en calma, mayor es el volumen de las posiciones apalancadas. En estas posiciones apalancadas el inversor sólo desembolsa una parte del importe nominal de la inversión. Al comenzar la volatilidad y los movimientos bruscos a la baja en las cotizaciones, se exige a los inversores que aporten más garantías (margin call).
Cuanto más brusco es el movimiento en las cotizaciones, mayor es el volumen de garantías adicionales solicitadas. Ante la dificultad de hacer frente a las nuevas garantías muchos inversores se ven obligados a deshacer sus posiciones vendiéndolas, provocando caídas adicionales de las cotizaciones y creando un círculo vicioso.
Durante las caídas de agosto, las garantías solicitadas por posiciones apalancadas "compradas" en índices de la bolsa japonesa se incrementaron entre un 60% y 80%, provocando muchos cierres de posiciones. En definitiva, ante turbulencias en los mercados financieros las posiciones apalancadas construidas durante un largo periodo de tiempo difícilmente pueden deshacerse de forma ordenada sin provocar caídas significativas, con el peligro adicional de generar círculos viciosos: caídas-cierre de posiciones-más caídas-más cierre de posiciones…
- Peligro del yen carry trade. Una de las principales causas de las caídas de agosto se achaca al cierre de posiciones en activos financiados en yenes. Cuanto mayor es el diferencial entre el tipo de interés del yen y la divisa de inversión, mayor la rentabilidad de la inversión. Adicionalmente, cuanto más se debilite el yen frente a la divisa donde se materializa la inversión, mayor el beneficio, al devolver el préstamo en una divisa devaluada.
Además de las posiciones financiadas en yenes, hay que considerar también los 3,4 billones de dólares (trillions americanos) de inversión japonesa en el exterior. Es prácticamente imposible conocer cuánta de esta inversión está financiada en yenes.
- La Fed es muy consciente de que una bajada demasiado brusca o rápida de los tipos de interés podría fortalecer al yen y provocar una nueva oleada de cierre de posiciones financiadas en yenes. Si se reduce el diferencial de tipos de interés entre el USD y el yen, pierde atractivo la financiación en yenes y, además, el yen tenderá a apreciarse.
El yen carry trade ha sido uno de los catalizadores de la subida de la bolsa estadounidense, de las criptomonedas y de otros activos de riesgo. Parece difícil que la Fed pueda acometer las nueve bajadas de tipos de interés que el mercado descuenta hasta finales de 2025.