La deseada corrección, a la que aludíamos al terminar nuestro anterior comentario, ha llegado por fin y, como era de esperar, se ha centrado, sobre todo, en los valores vinculados a la inteligencia artificial, que son los que más habían subido y, por tanto, los que acusan en mayor medida esa “fatiga alcista” a la que también aludíamos la semana pasada.
Pero la pregunta relevante, de cara al final de este extraordinario año bursátil que estamos viviendo, y de cara también a lo que nos espera en el 2026, es si estamos viendo los primeros compases de un pinchazo en toda regla de la burbuja de la inteligencia artificial o si más bien estamos ante una fase de consolidación y, por tanto, ante una corrección necesaria para digerir las extraordinarias ganancias acumuladas tras seis meses consecutivos de subidas en el S&P y en el Nasdaq. Una corrección transitoria que no altera el mercado alcista de largo plazo, sino que más bien lo fortalece.
El hecho de que las caídas se hayan cebado con especial furia en algunas compañías como Palantir o Nvidia, que en los últimos meses han sido el buque insignia de las alzas y que cotizan con multiplicadores de beneficios (PER) muy elevados, más de 400 veces beneficio en el caso de Palantir y más de 50 veces beneficio en el caso de Nvidia, ha alarmado aún más a los mercados, sobre todo al saberse que el famoso y cinematográfico inversor Michel Burry tenía, a fecha del 30 de septiembre, posiciones “cortas” sobre ambos valores. Esa revelación, unida al enigmático “tweet” de Burry en el que decía que a veces se ven burbujas, pero que es mejor no hacer nada, ha tenido como resultado una caída semanal del 11,2% en el caso de Palantir y del 7,1% en el caso de Nvidia.
Al tratarse de dos valores tan emblemáticos, es casi inevitable el contagio a otras compañías tecnológicas y es también inevitable el temor a que su caída esté siendo la avanzadilla de un desplome mucho mayor de la inteligencia artificial en su conjunto, con impacto claro en el resto del mercado. Un desplome que para muchos sería equivalente al del año 2000, cuando pinchó la burbuja de las puntocom. De hecho, las caídas de Nvidia y Palantir no han sido aisladas. Esta semana, Meta y Microsoft han caído en torno a un 4%, Advanced Micro Devices (AMD) un 8,8%, Oracle un 8,9%, Tesla un 5,9% y Broadcom un 5,5%, por citar solo algunos casos. El Nasdaq ha sido el peor índice entre los grandes, con un descenso semanal del 3%, que habría sido cercano al 5% de no ser por la subida de última hora del viernes en Wall Street, en la que el Nasdaq recuperó más del 2% y logró evitar un cierre semanal que habría sido realmente preocupante.
Al final, la semana se ha saldado con caídas del 1,7% para el Eurostoxx, del 1,6% para el Dax, del 0,8% para nuestro Ibex, del 1,6% para el S&P, del 1,2% para el Dow Jones y del 3% para el Nasdaq, que ha sido, como decíamos, junto con el Nikkei (-4,1% en la semana), el peor entre los grandes índices globales. Se trata de caídas relativamente moderadas tras seis meses consecutivos de alzas, y están muy lejos, incluso en el caso de las empresas de inteligencia artificial, del escenario de derrumbe bursátil que algunos vienen pronosticando.
La realidad es que, tras una semana bastante convulsa y, a pesar de que en algunos momentos el miedo ha hecho acto de presencia, casi todos los elementos que desde abril han venido dando soporte al mercado parecen seguir ahí, sobre todo la liquidez del sistema y la confianza de los inversores en la inteligencia artificial (IA) como fuerza muy estructural de transformación de la economía. El bitcoin, que nos viene sirviendo como indicador tanto de la liquidez del sistema como de la confianza de los inversores, ha rebotado en los niveles de cien mil dólares y parece que se asienta tras una corrección del 20% que le ha llevado desde su récord en 125.000 dólares el 6 de octubre hasta los 100.000 dólares actuales. Peor ha sido la corrección del ether, que llegó a cerca de 5.000 dólares a fines de agosto para recortar luego hasta 3.200 dólares, perdiendo más de un tercio de su valor. Ahora el ether parece querer asentarse por encima de los 3.500 dólares. El oro también parece estabilizarse en torno a los 4.000 dólares, mientras que el dólar lleva algunas semanas queriendo apoyarse en los 1,15 frente al euro.
La pregunta inmediata es si la corrección iniciada la semana pasada va a seguir, o si vamos a un rally de fin de año. En nuestra opinión, la respuesta depende de la liquidez en el sistema, lo que conecta a corto plazo con el cierre del gobierno norteamericano (‘shutdown’), porque la liquidez se ha visto reducida por ese cierre de la administración norteamericana. Si acaba el ‘shutdown’, la liquidez volverá a subir, al volver a circular todo el dinero ahora retenido, y más aún si la Fed decide ampliarla para atenuar el impacto del cierre del gobierno. Un impacto, por cierto, bien visible en el pésimo dato de confianza del consumidor publicado por la Universidad de Michigan el pasado viernes, en su peor nivel desde junio de 2022.
Esta semana no hay, en principio, grandes noticias. Las empresas siguen publicando sus resultados, con algunas compañías interesantes como Cisco, Siemens o SoftBank, y en el ámbito macroeconómico se publica el PIB del tercer trimestre en la zona euro, que previsiblemente confirmará un crecimiento de la zona bajo pero positivo.
A nivel técnico, el soporte de los 6.650 puntos del S&P, que implica una corrección de un 5% desde los máximos, ha funcionado muy bien el pasado viernes. La gran pregunta de cara a fin de año es si la corrección se va a parar ahí o puede llegar a caídas del 10%, es decir hasta los 6.200 puntos o incluso más allá.
Apostaríamos por una semana de consolidación, tranquila o incluso ligeramente alcista tras los recortes de la semana pasada. A medio plazo pensamos que, sin necesidad de pensar en círculos virtuosos, a la revolución IA le queda aún por aflorar mucho valor estructural, que por el momento sigue latente.