La última semana completa del año ha sido fiel a la tónica de cambios continuos que ha dominado este curioso, y a veces desconcertante, 2025, al pasar, en el curso de muy pocas horas, de las fuertes caídas de las tecnológicas en la sesión del miércoles, que llevaron al Nasdaq a perder casi un 2% en la jornada, a las fuertes subidas de las principales compañías del sector en las sesiones del jueves y del viernes, subidas que han permitido al índice tecnológico por excelencia terminar la semana con un avance del 0,5%.
Ese “revival” tecnológico es una especie de réplica en miniatura de la espectacular remontada que las grandes compañías tecnológicas han experimentado desde sus mínimos de abril, una remontada a la que nos hemos referido ampliamente en los dos últimos comentarios, y viene a confirmar nuestra idea de fondo de que, como decíamos el pasado lunes, la llamada rotación desde las grandes compañías tecnológicas hacia empresas de calidad más tradicionales no supone realmente “un escenario de relevo de las tecnológicas, ni por tanto de relevo de las bolsas americanas” sino más bien estamos ante “una extensión del mercado alcista más allá de las grandes tecnológicas”, que implica ciertamente un descanso en la subida y un aplanamiento de las compañías vinculadas a la Inteligencia Artificial y a la innovación en general, pero no un cambio en el liderazgo de las bolsas.
Dicho de otra forma, no interpretamos que los altibajos que están sufriendo algunas grandes tecnológicas, por ejemplo Oracle, Strategy o Netflix, por citar solo algunas, sean un anticipo del “crash” que algunos, como Michael Burry, anuncian, ni siquiera un anticipo de una caída generalizada y desordenada del conjunto de las tecnológicas. Pensamos más bien que son una corrección de los excesos, una corrección que, tal y como decíamos en nuestro comentario del pasado 1 de diciembre, es ordenada e incluso “inteligente”, en la medida en la que corregir los excesos es precisamente el mejor antídoto frente a un posible “crash”.
Esa es, a nuestro juicio, la óptica desde la que hay que interpretar lo sucedido esta última semana y enfocar el inicio de un año 2026 que se presenta al menos tan intenso e interesante como este 2025 que ahora termina. Y eso es, como decimos, lo que ha confirmado una semana que ha terminado con alzas interesantes para las bolsas europeas y más moderadas para las norteamericanas. En Europa el EuroStoxx ha subido un 0,7% semanal, el Stoxx 600 un 1,6% , el Dax un 0,4%, el CAC un 1% y nuestro Ibex, que sigue siendo el índice estrella de Europa, un 1,9%. En Estados Unidos el S&P ha subido un 0,1%, el Nasdaq un 0,5% y el Dow Jones, sin embargo, ha caído un 0,7%. Por su lado el Nikkei ha bajado un 2,6% en la semana, afectado por la decisión del Banco de Japón de subir los tipos de interés un cuarto de punto, hasta el 0,75%, el nivel más alto en Japón desde 1995.
Como decíamos, lo más llamativo de la semana ha sido la vuelta, el “comeback” de las tecnológicas, en el que han tenido mucho que ver las subidas de Micron (+10,3% en la semana), tras sus buenos resultados, y de Oracle, que subió el 6,6% en la sesión de cierre del viernes tras publicarse que va a liderar el consorcio que se quedará con TikTok en Estados Unidos. Los buenos resultados y el buen “guidance” de Micron impulsaron al resto de las grandes tecnológicas, tanto el jueves como el viernes, con Microsoft subiendo un 1,5% en la semana, Nvidia un 3,4%, Apple un 7,5%, Palantir un 5,3%, Meta un 2,2% y Amazon un 0,5%. Entre las grandes, Alphabet ha cedido un moderado 0,7% en la semana y las caídas fueron algo mayores en Netflix (-3,3% semanal) y Broadcom (-5,4%), pero son casos aislados que no altera la generalizada del sector.
Por el contrario, las compañías vinculadas al consumo, servicios y sectores industriales han caído en la semana, y eso explica el comportamiento negativo del Dow Jones. Walmart ha bajado un 2% en la semana, Johnson & Johnson un 2,5%, Home Depot un 4%, UnitedHealth un 4,2%, Caterpillar un 3,6% y 3M un 4,1%. Pero, dentro de las compañías que componen el Dow Jones, la peor ha sido, sin duda, Nike, que el pasado jueves presentaba sus cifras trimestrales tras el cierre del mercado y que en la sesión del viernes cayó un 10,5%, cerrando la semana con una pérdida del 13%. La empresa fundada por Phil Knight y Bill Bowerman en 1964, que tras la pandemia se convirtió en una “darling stock” para los inversores, no acaba ahora de dar con la tecla que le devuelva el favor de los inversores, pero además se ve afectada por las dudas que hay sobre la evolución del consumo en Estados Unidos.
Esas dudas se han mantenido, o incluso han aumentado, tras los datos que, con retraso por el cierre del gobierno norteamericano durante un mes y medio, se han publicado la semana pasada. El informe de empleo norteamericano de noviembre muestra la mayor tasa de paro en cuatro años, un 4,6%, con creación de 64.000 empleos, una cifra baja, sobre todo si consideramos que en octubre se perdieron 105.000 puestos de trabajo, casi todos públicos, debido al ya mencionado cierre del gobierno. En cuanto a la inflación de noviembre, que también se publicó la semana pasada, el dato fue bueno porque el IPC general bajó al 2,7% interanual, cayendo 0,3 puntos respecto a octubre, y la subyacente cayó al 2,6%. Pero son datos que deben interpretarse con cautela porque la recolección de datos está siendo muy limitada. Queda finalmente el dato de ventas minoristas de octubre, que se publicó el pasado miércoles y que quedó plano, dando una nueva muestra de la desaceleración económica en curso en Estados Unidos.
Lo único que da soporte a la economía es, al parecer, la ingente inversión en Inteligencia Artificial, y por eso es especialmente relevante que las tecnológicas hayan tenido ese “renacer bursátil” que antes comentábamos y que anima las expectativas de que el modelo de crecimiento ideado por la administración Trump, cuyo eje es la Inteligencia Artificial, funcione y dé lugar a un fuerte despegue económico. Como hemos dicho varias veces, estamos ante un juego de espejos, que puede funcionar si se sigue invirtiendo en Inteligencia Artificial y, si la Inteligencia Artificial responde a las expectativas depositadas en ella, el crecimiento de la productividad será enorme e impulsará un ciclo global positivo.
Hemos venido siguiendo al bitcoin y el ethereum como “proxys” del apetito por el riesgo y a la vez indicadores adelantados de la evolución del S&P. Pues bien, la buena noticia es que el bitcoin parece estar formando un suelo alrededor de los 90.000 dólares y el ether en torno a los 3.000 dólares. Si se confirmase ese suelo, sería probablemente el preludio de una nueva subida del bitcoin hasta superar los máximos de 125.000 dólares previos al “crash” del pasado 10 de octubre. Las implicaciones para el S&P son obvias, ya que sin duda en ese escenario los 7.000 puntos se verían por fin superados. Algunos analistas técnicos del bitcoin, que acaba de celebrar en Abu Dabi la conferencia Bitcoin MENA 2025, piensan que tras el fuerte vencimiento de opciones del viernes pasado el camino alcista podría estar despejado, pero tal vez debamos conformarnos con que la criptomoneda por excelencia siga consolidando niveles en torno a los 90.000 dólares para formar un suelo muy fiable.
El pasado viernes también vencieron las opciones y futuros trimestrales del S&P y no es descartable que ese vencimiento, conocido como la “triple hora bruja”, tenga algo que ver con las subidas del jueves y del viernes.
Entramos en la recta final del año con el S&P y el Nasdaq todavía en negativo en diciembre (sería el primer mes en negativo tras seis consecutivos de alzas), y con una semana semifestiva en la que hay pocos datos económicos, siendo el más relevante la publicación del PIB norteamericano del tercer trimestre el martes. Salvo sorpresas geopolíticas, que siempre puede haberlas, apostaríamos de nuevo por una semana tranquila.