Como decíamos la semana pasada, en el nuevo mundo de Trump nadie sabe realmente lo que va a pasar, tal vez ni siquiera lo sabe el mismo Trump. Esa puede ser la razón por la que las bolsas hayan optado esta semana por hacer caso omiso de las reiteradas amenazas de Trump de volver a los aranceles recíprocos a partir del uno de agosto, y hayan decidido centrarse en los resultados empresariales y en los datos económicos.
Y la realidad es que tanto las empresas como la economía han dado, en general, buenas noticias, que han neutralizado completamente el temor a los nuevos aranceles y el riesgo de que a Trump se le ocurra llevar a cabo su obsesivo deseo de cesar al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, antes de que venza su mandato en mayo de 2026.
Las bolsas han finalizado así una nueva semana de avances. El S&P ha subido un 0,6% en la semana, el Nasdaq un 1,5%, el Russell 2000 un 0,23% y el Dow Jones ha hecho prácticamente tablas (-0,07%). En Europa, el Dax ha subido un 0,1% y el Mib italiano un 0,6%, si bien el Eurostoxx se ha dejado un moderado 0,5% en la semana, y el Cac francés y nuestro Ibex un 0,1% cada uno.
Ese buen comportamiento bursátil es bastante notable en un contexto en el que las conversaciones comerciales con Europa no parecen avanzar, lo que llevaría el uno de agosto a aranceles del 30%, y en el que, como decíamos, Trump no deja de acosar a Jerome Powell. De hecho, en la sesión del miércoles las bolsas sufrieron una caída brusca, aunque muy fugaz, al difundirse el rumor de que Trump se disponía a nombrar de forma inmediata al sustituto de Powell. El rápido desmentido por Trump de esa noticia, asegurando que respetará el mandato de Powell pese a no estar en absoluto de acuerdo con su negativa a bajar los tipos, hizo subir a las bolsas de nuevo, y el viernes, en la sesión de cierre semanal, tanto el S&P como el Nasdaq marcaron nuevos máximos históricos de todos los tiempos.
Como decíamos, tanto la economía como los resultados empresariales han contribuido a que las bolsas se mantengan en niveles altos. Las ventas minoristas de junio en Estados Unidos, publicadas el jueves, subieron un sorprendente 0,6%, superando las expectativas. Por su lado, el sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan, que se publicó el pasado viernes, subió un 1,8% en julio, hasta 61,8 puntos, en línea con las estimaciones y alcanzando su nivel más alto desde febrero. Además, el informe de la Universidad de Michigan muestra que el temor de los consumidores a una inflación más alta como consecuencia de los aranceles ha disminuido a su nivel más bajo desde febrero. Por tanto, por el lado del consumo todo en orden.
Los resultados de los bancos norteamericanos corroboran ese buen momento de la economía, ya que el consumo, la llamada “Main Street”, se muestra estable, dibujando la imagen de una economía que ni se acelera ni se contrae, una economía que se mantiene bastante bien, lo cual tiene su reflejo en las cuentas bancarias, en la medida en que banca y economía están íntimamente conectadas. Las cuentas de American Express muestran lo mismo, es decir, una baja tasa de impagos y una buena salud de sus clientes, cuyos gastos se mantienen y se va a seguir manteniendo el resto del año, según la compañía, en niveles altos.
Aparte de los bancos, en general los resultados de las empresas que han publicado hasta ahora han sido buenos, desde la industrial 3M a la mayor fabricante mundial de semiconductores, Taiwan Semiconductors (TSMC), pasando por la europea ASML o por el gigante del streaming audiovisual Netflix. Aunque no en todos los casos la respuesta de las bolsas está siendo entusiasta. Se aprecia una cierta “fatiga alcista” en las empresas que han subido mucho en el primer semestre, como es el caso de Netflix, cuyas acciones cayeron un 5% el viernes pese a haber subido sus beneficios un 47% respecto al pasado año y pese a haber subido el “guidance” para el resto del año. En el mismo sentido, las acciones de American Express solo subieron el 1% tras unos muy buenos resultados y un “guidance” positivo. Pero, en el lado contrario, acciones de empresas como PepsiCo o Delta Airlines, que han bajado en el primer semestre, sí han reaccionado con alzas (PepsiCo +5,6% en la semana) tras presentar buenos resultados.
Pero ha habido algo más, aparte de los datos macro y de los resultados, y ese algo más hay que buscarlo en el ámbito monetario. La aprobación de la ley Genius hace unos días por el Congreso supone un claro avance en el plan de Trump y de su secretario del Tesoro, Scott Bessent, para resolver el problema de la deuda pública norteamericana. El plan es impulsar la demanda de bonos del Tesoro norteamericano fomentando las stablecoins, respaldadas por dólares estadounidenses. En la medida en la que esas monedas tokenizadas deben comprar activos en dólares (léase bonos del Tesoro) para garantizar su paridad con el dólar, y en la medida en la que muchas de esas stablecoins sean adquiridas fuera de Estados Unidos, amplificando el “señoriaje” del dólar, se alivia el problema de la deuda norteamericana. La recién aprobada ley Genius establece por primera vez un marco legal federal para la emisión, supervisión y uso de stablecoins de pago en Estados Unidos, y los analistas de Citigroup apuntan a que el mercado de las stablecoins alcance los 3,7 billones de dólares en 2030, frente a los 250.000 millones actuales, ampliando de forma muy espectacular la demanda de bonos.
Lo anterior nos lleva a la reunión de la Fed de fin de julio. Si la economía va bien, las empresas van bien y las bolsas van bien, ¿por qué Trump insiste en la necesidad de bajar los tipos? ¿Y por qué Powell se resiste? ¿Tiene que ver esa resistencia de Powell con el plan de Scott Bessent de ampliar la oferta monetaria por la vía de las “stablecoins”?
Hay dos miembros del Consejo de la Fed, ambos nombrados por Trump, los gobernadores Christopher Waller y Michelle Bowman, que abogan por una bajada de tipos ya en julio, sin esperar a septiembre. En particular, Waller lo ha razonado de forma extensa en algunas entrevistas. Lo que dice Waller es que, en el primer semestre, el crecimiento de la economía norteamericana estará como mucho en el 1%, lo cual es muy probable, si tenemos en cuenta que en el primer trimestre el crecimiento fue negativo. Asimismo, Waller señala que, aunque los informes de empleo mensuales siguen dando una buena cifra de creación de puestos de trabajo, la creación de empleo por el sector privado va a menos, como lo muestra el informe ADP. Con la economía y el empleo desacelerándose y las expectativas de inflación estables, Waller cree que el tipo de interés de la Fed debería estar en su nivel “neutral”, en torno al 3%, y no en el 4,5% actual. Y no deja de tener razón en que situar el tipo de los “Fed funds” más de dos puntos por encima de la inflación es un nivel muy alto comparado con la política tradicional de la Fed de mantener los tipos de intervención en un punto o incluso medio punto por encima de la inflación.
Será importante escuchar el martes a Jerome Powell, que hará el discurso inaugural en una conferencia de reguladores. Powell no hablará de tipos de interés porque está en periodo de “black out” pero sí podrá comentar su visión de la economía y ver si coincide o no con el gobernador Waller, sobre todo después de que el IPC de junio americano haya sido un poco peor de lo esperado (+0,3% en el mes y 2,7% anualizado) y de que la inflación subyacente anualizada se acerque de nuevo al 3% (+0,2% en junio y 2,9% anualizado). Sería especialmente interesante escuchar a Powell su opinión sobre las stablecoins y sobre el mencionado plan del secretario del Tesoro, Scott Bessent, y escuchar las implicaciones de fondo para la inflación y para el buen orden monetario de ese plan.
Esta semana empiezan a publicar sus cifras trimestrales algunas de las grandes tecnológicas, en concreto Alphabet y Tesla. Son dos de las “megatechs” que peor se han comportado este año, Alphabet baja un 2,2% desde el uno de enero, en gran medida por el riesgo que el mercado percibe deque la nueva inteligencia artificial generativa pueda acabar con su cuasi monopolístico buscador, y Tesla baja un 18,3% en el año, sobre todo por las veleidades políticas de su polémico fundador, Elon Musk. Lo que cabría esperar es que Alphabet pueda sorprender en positivo al mercado, ya que es un “player” muy serio en inteligencia artificial, de hecho, fue pionera en este terreno. Alphabet cotiza con un multiplicador de beneficios (PER) 20,6 veces, que no es elevado, tras haber subido un 22,4% en los últimos tres meses. Diferente es el caso de Tesla, que cotiza a un PER de 181 veces beneficios, por lo que las cifras tendrían que ser muy buenas para que pueda proseguir las alzas del 36,5% que acumula en los tres últimos meses.
Con el dólar tranquilo (ha llegado a estar por debajo de los 1,16 dólares por euro en los últimos días, con Trump ocupado en resolver los problemas que le genera su antigua relación con el delincuente sexual Jeffrey Epstein, con la ley Genius aprobada y con los resultados dando soporte a las bolsas, el final de julio no se plantea mal, al menos sobre el papel. El sentimiento de los inversores parece inmune a cualquier perturbación, aunque el S&P se tome un descanso en los 6.300 puntos o aunque venga la tan esperada corrección que los analistas técnicos sitúan en el mes de agosto.
Pero, como decíamos hace dos semanas, la complacencia es, precisamente, el mayor riesgo de las bolsas en este final de julio.