Para intentar entender para qué sirven las stablecoins nada mejor que un símil con las fichas utilizadas en un casino.
En un casino no se puede utilizar el dinero en efectivo para operar (apostar), sino que a la entrada del casino se cambia efectivo por fichas de distinto valor que solo pueden ser utilizadas en dicho casino. Así, si dicha persona decide apostar en la mesa de “Black Jack” y gana, recibirá más fichas que pueden ser utilizadas en cualquiera de las otras mesas del casino, por ejemplo, en la ruleta. Cuando la persona decida dejar de “operar” en el casino, cambiará sus fichas por dinero en efectivo. Las fichas del casino no tienen ninguna utilidad fuera del casino.
De igual modo, en los mercados digitales basados en blockchain no se puede utilizar ni euros, ni dólares corrientes, sino que hay que utilizar monedas digitales. Estas monedas pueden ser de dos tipos: 1. Monedas emitidas por los bancos centrales (CBDC) como el euro-digital, el e-yuan o el yen digital; o 2. Monedas emitidas por entidades privadas que a su vez tienen el respaldo de determinados activos: entre ellas, las stablecoins.
Las stablecoins son activos “digitales” porque su existencia, custodia y transferencia solo suceden dentro del entorno tecnológico de una blockchain.
A través de la ley GENIUS, aprobada este verano, Estados Unidos ha decidido renunciar a la emisión del dólar digital, impulsando la emisión de stablecoins. Así, las stablecoins son monedas digitales para operar en los mercados basados en tecnología blockchain. La Ley GENIUS obliga a que estas stablecoins estén respaldadas por activos reales, de tal forma que exista una equivalencia 1 a 1 entre la stablecoin y el dólar. Los activos de respaldo de las stablecoins deben ser, principalmente, letras del Tesoro, depósitos bancarios o fondos monetarios. Las dos principales stablecoins, USDT (Tether) y USDC (Circle), están respaldadas con bonos del Tesoro y depósitos.
Cuando una persona desea adquirir una stablecoin, deposita efectivo (dólares) en el emisor de la stablecoin y este “crea” la cantidad equivalente de stablecoins de forma digital, anotándolo en un determinado blockchain. A su vez, el emisor invierte la cantidad recibida en depósitos, letras del Tesoro a corto plazo o fondos monetarios.
El negocio del emisor es claro: no remunera al tenedor de la stablecoin, pero invierte las cantidades recibidas en activos que sí generan una rentabilidad, como letras del Tesoro o depósitos.
Algunos de los principales usos de las stablecoins son los siguientes:
Las consecuencias de la intención de Estados Unidos de promover de forma clara e intensa las stablecoins son enormes y de gran calado. Por un lado, puede provocar un aumento considerable de la masa monetaria, al convertir inversiones en letras del Tesoro en dinero “gastable”. Un tenedor de una letra del Tesoro no puede comprar nada con ella. Un tenedor de una stablecoin sí puede hacerlo. Por otro lado, se pretende crear una demanda considerable de letras del Tesoro estadounidenses. Los efectos sobre los depósitos y el sistema bancario y el sistema de pagos también pueden ser de envergadura. Adicionalmente, puede facilitar la utilización del dólar a nivel global, especialmente en los países con monedas débiles.
Las implicaciones de las stablecoins son tantas y de tanto calado que requerirá análisis específicos de cada uno de los aspectos comentados. Si alguien tenía dudas sobre el mundo cripto, la legislación de Estados Unidos le ha dado un espaldarazo sin precedentes y de largo alcance.