La piedra angular de la política económica de Trump es conseguir que Estados Unidos tenga energía abundante y la más barata entre todos los países industrializados, logrando ser además energéticamente independiente. Aunque la búsqueda de un modelo de economía barata y abundante parezca algo obvio, y que debería ser buscado por cualquier gobierno de cualquier país, la realidad es que la gran mayoría de los países occidentales están priorizando otros objetivos.
La administración Trump, para conseguir disponer de energía barata y abundante, está siguiendo un modelo de acumulación de energías y no de sustitución de energías. No renuncia a las energías renovables, sino que pretende incentivar y agilizar el desarrollo de todo tipo de energías: fósil, nuclear y renovables, entre otras.
Dentro de los objetivos de su programa económico está el conseguir que EE.UU. produzca 3 millones más de barriles de petróleo al día (“drill, baby drill”). Como primera medida, se declaró la Emergencia Energética Nacional que otorga poderes de emergencia para aumentar la producción nacional de energías fósiles. Es cierto que las empresas petroleras no van a producir más si el retorno previsto a las inversiones adicionales necesarias no es suficientemente atractivo. Cuanto más bajo sea el precio del petróleo y mayor sea la expectativa de que dicho precio permanezca bajo, menor el incentivo de las petroleras para acometer nuevas inversiones para aumentar la capacidad de producción.
Igualmente, la administración Trump está reduciendo y acortando los trámites para el desarrollo de la energía nuclear, cuyo periodo de maduración oscila entre 10 y 15 años. Se está fomentando la creación de “Pequeños Reactores modulares (SMR – Small Modular Reactors). Se espera que para proyectos futuros y en serie se reduzca el periodo desde la aprobación hasta la puesta en marcha a un periodo entre 4 y 6 años.
De momento, Estados Unidos ha aumentado su producción de petróleo en unos 400.000 barriles diarios, con un récord histórico en el segundo trimestre de este año. El coste de la gasolina y el gasoil han descendido desde principio de año ayudando a mantener la inflación bajo control.
Las ventajas de conseguir una energía barata y abundante son numerosas y claves en la estrategia económica de Trump.
La administración Trump lo tiene claro. La apuesta por disponer de energía barata y abundante es clave para el desarrollo de toda su política económica. Lamentablemente para la UE, priman otras prioridades. Esto lleva a la UE a una fuerte dependencia energética del exterior, y a una pérdida de competitividad respecto a otros países en industrias intensivas en energía. Adicionalmente, sin energía barata y abundante difícilmente las empresas europeas podrán seguir el desarrollo de las estadounidenses y las chinas en la batalla de la IA.